Dubrovnik se puso en el centro del turismo mundial al convertirse en el escenario de Juego de Tronos. Rebautizada en la ficción como Desembarco del Rey, la ciudad capital de los Siete Reinos y sede del Trono de Hierro que ostentaban Robert Baratheon y Cersei Lannister tuvo su mayor esplendor como sede de una opulenta república medieval.
Lord Byron la definió como la Perla del Adriático, mientras que George Bernard Shaw afirmaba que aquellos que buscan el paraíso en la tierra deben buscarlo en Dubrovnik. Si estos poetas ya la elogiaban, ¿qué nos depara esta ciudad, que se ha puesto tan de moda en los últimos años? Pasear por sus murallas, que datan del siglo X, viendo los reflejos del sol en el Adriático al atardecer, es una experiencia que de por sí ya amerita el viaje.
La antigua Ragusa (capital de la república marítima de Dalmacia entre los siglos XIV-XIX), fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y se ganó esto al ofrecer tantas joyas medievales a pocos minutos una de otra: una edificación que en su momento servía para deslumbra a quienes arribaban a ella, y por sobre todo su gran muralla de 25 metros de altura, que alberga 16 torres que nos ofrecen impresionantes vistas del Adriático.
¿Quieres vivir una experiencia épica?
– Si quieres sentirte un personaje de la serie, te proponemos el tour por los escenarios de Juego de Tronos, en el que recorrerás los principales lugares elegidos para ambientar Desembarco del Rey, la capital de los Siete Reinos.
– Si prefieres navegar en una majestuosa réplica de los barcos del s. XVI, te proponemos un tour por las islas Elafitas, donde conocerás las antiguas mansiones de verano de la aristocracia, sus iglesias prerrománicas del s. IX, sus coloridos puertos y extensas playas.
Tras cruzar por la puerta de Ploce y pasar por la Torre del Reloj, adentrándonos por la calle de los Dominicos llegamos a la plaza Luza o de la Logia, en medio de la cual se alza la Columna de Orlando. Esculpida en 1418, era el símbolo del poder de la República de Ragusa, que alcanzó su esplendor comercial y artístico entre los siglos XV y XVI, llegando a competir con Venecia y Bizancio. Pero al viajero quizás le interesa el dato curioso de que esta columna se usó durante siglos para castigar a los delincuentes o que la longitud del brazo derecho de Orlando servía de medida comercial.
La plaza es inicio de la fotogénica calle Stradun (Placa), que cruza la ciudad hasta la puerta de Pile, pasando primero junto a la Fuente Grande de Onofrio. Esta amplia y animada avenida es una exquisita vía con un enlozado hecho en piedra y mármol que acogía a la aristocracia, de lo que dan cuanta sus palacetes barrocos, y que hoy ofrece una mezcla de cafés y bonitas tiendas, en un recorrido que comunica el palacio Sponza con la iglesia de San Salvador (Spas).
La magia de esta calle, la más emblemática de Dubrovnik, se explica al apreciar el equilibrio geométrico con que fue diseñada. Los edificios que se alzan en ella suelen ser mellizos, en su momento fueron un almacén comercial en sus pisos más bajos (hoy bonitas tiendas y bares) y residencia de la clase noble y comerciante en los más altos. Una uniformidad hipnótica que hace destacar la torre del monasterio Franciscano en su extremo, como enmarcado en una pintura renacentista.
Y es que Dubrovnick está pensada para deslumbrar, ya sea a los mercaderes que la visitaban en la Edad Media (el puerto de Stara Luka llegaba a albergar más de 200 naves) o a los visitantes de hoy. De aquella época de esplendor mercantil quedan en pie la Logia y el Arsenal y los antiguos astilleros, así como diversos palacios con un carácter y refinamiento que asociamos con el Renacimiento italiano. Y recorriéndola también podremos visitar los monasterios franciscano y dominico, dos bellas muestras de arquitectura gótica de la región dálmata.
Indefectiblemente, nuestro paseo nos dirigirá una y otra vez a sus majestuosas murallas. Sus casi dos kilómetros de recorrido son una verdadera experiencia que nos transportará en el tiempo, y es la explicación del porqué esta bella ciudad ha quedado intacta a guerras y saqueos por cientos de años. Su visita, que tiene un costo de unos 25€, se puede iniciar desde distintos accesos: desde el Fuerte de San Juan, desde la Torre de San Lucas o desde unas escaleras situadas a la salida de la oficina de turismo, tras entrar por la Puerta de Pile.
La parte sur se abre a las vistas más marítimas del recorrido, con las olas batiendo contra la base rocosa de las murallas y los diferentes baluartes portuarios. Destaca aquí la fortaleza de San Juan, que se abre como un gran patio medieval almenado cuyo silencio es solo roto por el murmullo del cercano puerto y de la música chill que nos llega desde el Buza Bar, una terracita que es la delicia de los miles de instagramers que allí intentan capturar un momento singular, con unas impresionantes vistas del Adriático al atardecer.
La parte norte supondrá encaramarnos a muros que se alzan a mayor altura y que dan a las montañas que la separan de Bosnia-Herzegovina. Pero una vez arriba, en su vértice noroeste la Torre Minceta permite unas increíbles vistas panorámicas donde apreciar la perfecta simetría de los callejones de la ciudad antigua. Aún más arriba, la Fortaleza Imperial, construida por Napoleón cuando conquistó Dubrovnik, nos ofrece una perspectiva de la ciudad aún mayor.
Por si fuera poco, con la entrada también podemos visitar la fortaleza de Lovrjenac, que es además un espacio teatral espectacular en sus festivales de verano, y que ha adquirido fama mundial como escenario del palacio danés de Elsinor, donde transcurre Hamlet. Y es que antes de ser escenario de las fantásticas acciones de la serie de George R.R. Martin, diversos dramaturgos ya habían descubierto el potencial escenográfico de esta bella ciudad a orillas del Adriático. Asistir aquí a la representación de obras de Shakespeare es un privilegio que hay que disfrutar.
¿Qué otras cosas puedes hacer en tu visita?
– Si te has quedado con ganas de más, te proponemos una excursión a la bahía de Kotor, donde además de increíbles paisajes, visitarás esta ciudad amurallada declarada Patrimonio de la Humanidad, tomando un barco hasta Gospa od Škrpjela, un islote construido a partir de los restos de barcos hundidos, donde se halla la iglesia de Nuestra Señora de las Rocas.
– Si quieres realizar algún otra actividad en Dubrovnik, puedes consultar aquí, ya que su oferta de experiencias es muy atractiva.
– Si deseas disfrutar tu visita con guías en privado, consúltanos, y te diseñaremos una experiencia a tu medida.