Un viaje de película por la Toscana no podía terminar con un solo capítulo. Aun intentando priorizar los lugares más emblemáticos, y los que te permitirán llevarte las mejores fotografías de recuerdo, la lista se puede hacer interminable. En esta segunda parte de nuestra zaga, recorreremos otros pueblos y paisajes que no pueden faltar en nuestra escenografía toscana.

Arezzo será el inicio de este capítulo de nuestro viaje de película por la Toscana. La que hoy es centro de artesanado y orfebrería en oro, fue fundada por etruscos en el s. X a.C., rivalizando al paso de los siglos con Florencia hasta que fue anexada por ésta durante el apogeo de los Médici. De esa época podemos admirar su fortaleza, su Duomo, o el museo Diocesano. Su plaza Mayor, remodelada por Vasari en el s. XV nos ofrece hoy edificios de diferentes estilos arquitectónicos, y es el inicio de un recorrido para admirar la obra de Piero della Francesca.

Ya en Montepulciano podremos admirar la majestuosidad de sus murallas de origen etrusco, ampliadas en el renacimiento. Aquí, paseando por su viale Corso, encontraremos un sinnúmero de edificaciones renacentistas muy bien conservadas, que nos terminarán conduciendo a su monumental Piazza Grande. 

Entre los muchos pueblos encantadores del Val di Chiana no debemos perdernos la visita a Cortona, que conserva intacto su patrimonio artístico y arquitectónico en su Duomo, su palacio señorial, la iglesia de San Francisco y su Museo Diocesano. Antes de proseguir por estos encantadores pueblos, vale la pena hacer una pequeña parada el lago Trasimeno, poblado de patos salvajes que anidan entre nenúfares, situado entre suaves colinas de olivares y viñedos.

Pocos kilómetros más adelante nos espera Pienza, una joya arquitectónica, capricho del Papa Pío II que en el s. XV invirtió una fortuna para hacer realidad la utopía renacentista de la ciudad ideal. Adentrándonos en ella desde sus porticones medievales tendremos la sensación de estar en un gigantesco plató con un delicado equilibrio de arquitectura gótica y renacentista.

Lucca nos sorprenderá por su casi perfecta conservación, quizás debido a su gran muralla, de la primitiva ciudad diseñada por romanos en el s.II a.C. Pero también porque encontraremos en ella exquisitas muestras de arquitectura renacentista, gótica, barroca, neoclásica y hasta art noveau. Entrando por la puerta de Santa Anna, y recorriendo el corso Vitorio Emanuelle en dirección al palacio Ducal, no dejaremos de toparnos con palacetes y edificios que denotan la riqueza que ostentaba hace siglos esta ciudad. La magnífica fachada del Duomo, así como la de la catedral de San Michele in Foro o el Duomo di San Martino le dan el toque de majestuosidad a su atmósfera medieval. 

Nuestra última recomendación para esta experiencia no podía ser otra que visitar la afamada Pisa, donde nos encontraremos con el ícono de la Toscana: la Torre Inclinada. Pero, además, en el verde prado que enmarca a la Piazza dei Miracoli destacan la blanca estructura del Duomo y del Batipsterio, así como su magnífico cementerio monumental. Partiendo desde la Piazza dei Cavalieri, en su centro histórico, iremos al encuentro de palacios e iglesias renacentistas con fondos museísticos dignos de visita. Deambular por sus callejuelas nos hará sentir rodeados del atrezzo de un film de época, en un ambiente típicamente toscano.

Entre tanta visita a palacetes, obras de arte y pequeñas iglesias, es de rigor hacerse un momento para conocer alguna de tantas bodegas, como por ejemplo la Redi, y degustar su afamado vino Nóbile. O bien comprarlo en alguna de las tradicionales bodeguitas de las ciudades que estamos visitando, junto a un poco de queso pecorino y prosciutto de cerdo negro. También ameritan la visita las bodegas Fèlsina, en un edificio monumental, o la de Varrazzano, en uno de los castillos más bellos de Chianti, la del Castello di Volpaia y su encantador pueblecito, un verdadero ícono de la Toscana, o volver a la contemporaneidad visitando la bodega Antinori, premiada en varias ocasiones por su diseño posmoderno que se mimetiza con el entorno y alberga en su interior de piedra una impresionante bodega y espacios de restauración.

Entre otras exquisiteces regionales que podremos degustar en la mesa toscana se encuentran los pici, (espaguettis de enormes dimensiones hechos a mano), la ribollita (una sopa a base de habas y col negra), los parpadelle con salsa de liebre, o la afamada bistecca alla Fiorentina, una porción de casi dos kilos de carne vacuna que debe disfrutarse a punto. También los aceites de oliva de la región son de extraordinaria calidad y, además de los vinos Chianti, vale la pena probar el Brunello de Montalcino, el Vernaccia de San Gimignano, el ya mencionado Nóbile, o el dulcísimo Vin Santo.

Si luego de esa escenográfica experiencia en los valles, deseamos cambiar de foco, desde Pisa podemos acercarnos a las Cinque Terre, y disfrutar de sus pequeñas playas con sus casitas que parecen estar suspendidas sobre el Mediterráneo.

El tren que lentamente une La Spezia con Monterrosso al Mare, parando en cada uno de estos deliciosos pueblitos, también amerita ser parte de una buena película. Y la vuelta la podemos hacer embarcándonos en un crucero que nos permita deleitarnos con las vistas de estos coloridos pueblos.

Si se busca algo de vida nocturna en medio de tantos paisajes históricos y bucólicos, no duden en acercase a la glamorosa región de Versilia, donde los Alpes llegan al Mar de Liguria y se da cita lo más granado de la sociedad italiana.

Y si por el contrario, se está deseando disfrutar algo verdaderamente relajante antes de retornar, no tenemos más que dirigirnos a San Giuliano, Oliveto, o Casciana y tomar sus afamados baños termales: un excelente final para un viaje de película por la Toscana.

Otras experiencias en la Toscana

En tu visita a Pisa, te sugerimos que realices una visita guiada por la Catedral y su Baptisterio, que incluye el acceso a otro de los íconos de Italia: la Torre inclinada

No puedes despedirte de la Toscana sin realizar una visita a bodegas de Montepulciano, incluyendo sendas catas, en una experiencia que además te llevará a conocer la historia de esta ciudad y su impronta en el Renacimiento.


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