Berlín nos ofrece un sinfín de posibilidades cuando la visitamos: su inagotable variedad de museos, sus frondosos parques, numerosas actividades culturales, su animado ambiente en las zonas de ocio y de salidas nocturnas, una oferta gastronómica diversa con exponentes de todas partes del mundo… Pero es indudable que la historia pesa, y que el Muro de Berlín y todo lo relacionado con la IIª Guerra Mundial sigue siendo uno de los principales reclamos para quien la visita.
Quien llega por primera vez a Berlín y atraviesa la afamada Puerta de Brandemburgo, suele quedarse asombrado con la extensión del Tiergarten, ese inmenso parque en el que se halla el sorprendente edificio del Reichstag, con su icónica cúpula acristalada diseñada por Norman Forster, o con el vecino Bundeskanzleramt, sede parlamentaria construida por Paul Löbe e ícono de la arquitectura funcionalista alemana contemporánea, y si prosigue con el paseo por esta inmensa zona verde descubrirá la Haus der Kulturen der Welt, el centro de exposiciones sobre culturas del mundo, de una arquitectura exquisita, con un bonito café que tiene terrazas al río.
Todas estas construcciones se erigieron sobre las cenizas de la guerra, cuando hubo que reconstruir la ciudad, pero tomaron otra significación con la caída del muro, el suceso que caracteriza la búsqueda de la libertad en la Europa moderna. Y es que toda Berlín está atravesada por las heridas de este episodio oscuro y de la resiliencia que ha supuesto la intervención arquitectónica: los edificios son admirables, pero a la vez recuerdan episodios que la humanidad no desea volver a vivir.
Uno de los puntos neurálgicos de una visita a Berlín que intente poner su foco en la historia reciente es el Checkpoint Charly 36, en el final de la Friedrichstrasse, uno de los pasos fronterizos más importantes, hoy ícono fotográfico del turismo de masas y colonizado por tiendas de grandes marcas. Poco más allá nos encontramos con The Wall, una suerte de museo que es atracción turística inmersiva, en la que te muestran de forma espectacular la Berlín previa a la caída del muro. Caminando unos pocos pasos, está la que fue sede de la Gestapo, y hoy es el museo Topografía del Terror, con un impresionante registro fotográfico que permite conocer detalles a los que se les suele quitar de la vista por lo doloroso. Pero Berlín insiste en recordar, para no repetir la historia.
La East Side Gallery, o popularmente El muro de Berlín se encuentra algo alejado de todo lo demás. Situada junto al río Spree, con sus 1,316 km. está considerada como la mayor galería al aire libre del mundo y uno de los testimonios más interesantes de arte urbano. Hay quien afirma que quizás se haya banalizado en demasía lo disruptivo que fueron esos grafitis en su momento, y que poco o nada quedan de sus valores luego de que la administración germana se hiciera carga de su mantenimiento, para seguir explotando turísticamente la pared más fotografiada del mundo. Pero las obras están allí, y el beso de Honecker, líder de la Alemania Oriental y Breschnew, de la Unión Soviética, siguen causando escozor en las mentes cerradas.
El Monumento a los judíos de Europa asesinados, Das Holocaust-Mahnmal, es una impresionante plaza de estructuras desiguales de hormigón, donde el visitante está invitado a reflexionar sobre el holocausto.
Si viajas por tu cuenta a Berlín, no te pierdas estas excursiones:
Un paseo histórico por el Berlín del nazismo, donde recorrerás los escenarios de los sucesos que llevaron a Hitler al poder, abordando temas como el Tratado de Versalles, la Operación Valkiria o la Segunda Guerra Mundial.
La visita al campo de concentración de Sachsenhausen, donde conocerás la historia y cotidianeidad de este campo de concentración en el que los nazis cometieron atrocidades.
También puedes hacer el free tour del Muro de Berlín y la Guerra Fría, en el que tendrás una aproximación general a los aspectos más relevantes de Berlín durante esta época histórica.
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Un desgarro que duele en el alma, esto es lo que significó la partición de Alemania para los habitantes berlineses. Sus historias personales se pueden encontrar en el Tränenpalast o Palace of Tears, el museo que se erigió en la sala de facturación de la estación de tren de Friedrichstraße. En este pequeño pero imprescindible museo, podemos ver lo sucedido en el control de equipajes y pasaportes: era el momento de dejar amigos y familiares, despedidas con lágrimas en los ojos, de allí el apodo de este lugar, Tränenpalast: lágrimas de despedida.
En las antípodas del hipercomercializado Checkpoint Charly o y del muro del East Side, se encuentra el Gedenkstätte Berliner Mauer, el Memorial del Muro de Berlín, con un impresionante centro de documentación. Aquí, junto a la antigua línea fronteriza de la Bernauer Straße, se encontramos también un trozo de muro y una torre de vigilancia. La instalación permite dimensionar el cercado que una vez dividió a un país. Todo su recorrido sorprende por los grafitis, las huellas de quienes vivían allí, y los sentidos homenajes contemporáneos.
Siguiendo con el paseo por la ciudad, en el norte de la avenida Unter den Linden, esa bella arteria arbolada que cruza la ciudad, y casi llegando a la Isla de los Museos, se encuentra el Neue Wache (el Puesto de Guardia), que actualmente funciona como memorial de víctimas de las guerras y dictaduras. En su interior, es obligado ver la escultura de Käthe Kollwitz, Madre con hijo muerto, conocida también como la Pietà de Kollwitz.
En el extremo opuesto de esta arteria, se alza la simbólica Puerta de Brandemburgo, es el primer lugar donde el visitante suele poner la mirada, pero que, al despedirse, ya es percibida con otras significaciones. Esta puerta es la única que queda de las 18 que se habían hecho construir por Federico el Grande, y está coronada por una dorada cuádriga que pilota la diosa de la paz del escultor Johann Gottfried Schadow.
Homenaje a las victorias bélicas prusianas, escenario de discursos revolucionarios, y luego del Fürher, en la posguerra va a quedar en tierra de nadie: un lugar neutral entre las dos Alemanias. Con la reunificación, se convirtió en símbolo de la unidad, y puede afirmarse que pocos monumentos en la historia han sido testigos de tantas adversidades y han tenido tantos significados diferentes.
¡Consejos útiles!
Dependiendo de los días en que visitas la ciudad podrás disfrutar de visitas y actividades gratuitas.
– Los lunes, por ejemplo, el Guggenheim Berlín (KunstHalle) es completamente gratis (aquí hemos visto una exposición sobre Pollock),
– Los martes, a las 13hs., podrás asistir a conciertos gratuitos en la Filarmónica. No hay reserva, así que acude con cierta antelación para no quedarte sin sitio. Si quieres, puedes ver la programación en su calendario de conciertos.
– Los jueves, cada foodie que se precie va a comer en el street food Thursday, uno de los mercadillos gastronómicos más interesantes de la ciudad.
– Los domingos, no te olvides de ir a hacer un pic-nic y cantar karaoke en el Maurerpark!