Ámsterdam es una ciudad que se disfruta dejándose llevar por las siempre animadas callejuelas de su centro antiguo, pero también deambulando por los márgenes de los canales, a pie o en bicicleta, descubriendo barrios de barcos reciclados en casas flotantes (donde incluso hasta hay bares en barcas), que son algo que sólo ofrece esta ciudad. Sumado a esto, también tiene una oferta de museos extraordinaria, y un ambiente de ocio que en pocos lugares encontrarás.
La Plaza Dam es uno de los espacios emblemáticos de la ciudad, y tarde o temprano pasaremos por ella. Así que ¿por qué no comenzar nuestro recorrido en pleno centro histórico, rodeados por los canales?
Esta inmensa plaza rectangular fue el lugar en torno al cual fue creada la ciudad y se encuentra rodeada de monumentos y edificios históricos, entre los que destacan el Palacio Real de Ámsterdam (Koninklijk Paleis), construido en el s. XVII sobre lo que fue el antiguo Ayuntamiento, y el Monumento Nacional, un obelisco de piedra blanca en memoria de las víctimas de la IIª Guerra Mundial. Dadas sus grandes dimensiones, fue mercado y centro de la vida política y social desde que se construyó, en el s. XIII.
Originalmente, allí se erigió una presa (dam) sobre el río Ámstel: de allí viene el nombre de la ciudad. Hoy es un buen sitio para iniciar la visita, disfrutando de su animado ambiente, con artistas callejeros, e incluso una noria durante gran parte del año. Además, la mayoría de las fiestas que se celebran en la ciudad, desde las tradicionales, reivindicativas, o simplemente lúdicas, la tienen como escenario.
También aquí amerita la visita la iglesia Nueva (Nieuwe Kerk), del s. XIV, que actualmente se utiliza como centro de exposiciones y ofrece conciertos de órgano los jueves y domingos. Y asimismo el vecino edificio de la Bolsa (Beurs Van Berlage) es un espacio cultural con interesante programación.
Cómo moverse en transporte público:
Los billetes de transporte en Ámsterdam, y en el resto de los Países Bajos, están unificados bajo una única tarjeta: la OV-Chipkaart. El valor de la tarjeta es de 7,50€ (que debes cargar con saldo para viajar), es personal y posee un chip recargable.
La alternativa para los no residentes es la de cartón, que tiene menos beneficios, pero a un viajero o turista de corta estadía le servirá. Hay diferentes modalidades, de acuerdo a lo que se vaya a usar (no es recargable), y el tiempo de validez comienza a partir de su primer uso.
Sus precios son: 1 hora: 2,60€; 24 hs: 7,00€; 48 hs: 11,50€; 72 hs: 15,50€; 96 hs: 19,50€.
Hay diversas formas de llegar a la ciudad desde el aeropuerto, pero la más recomendable es el tren Sprinter, con el que tienes varias paradas en torno al centro de la ciudad, desde donde seguir en tranvía o bus. El billete cuesta 4,20€ en 2ª clase y 7,90€ en 1ª.
También puedes contratar un traslado privado, que te dará mayor comodidad y saldrá a cuenta si son varias personas, incluso mejor que un taxi.
La gran Estación Central de Ámsterdam es uno de los principales accesos a esta ciudad, junto al aeropuerto de Schiphol. Está comunicada con la plaza Dam por el amplio bulevar de Damrak, una de las arterias más transitadas de la ciudad. Aquí se suceden decenas de bares, restaurantes y tiendas de souvenirs, lo que hace patente quién es el verdadero rey de la ciudad: el turista. La concentración de visitantes que suele haber, por momentos hace bastante difícil dar con una mesa en una terraza, por lo que si lo logras… ¡disfruta del animado ambiente!
Siguiendo el paseo, la popular Kalverstraat es otra de las arterias plagadas de tiendas y bares. Y también Nieuwendijk y Damstraat serán parte de nuestro callejear por esta ciudad, mientras sigamos por los alrededores de la plaza Dam o incursionemos al cercano barrio De Wallen, el afamado Barrio Rojo. Deambulando por entre las callejuelas peatonales de este casco antiguo, es inevitable dar con la Oude Kerk (iglesia Vieja). Consagrada en 1306, es el edificio más antiguo de la ciudad, de estilo gótico, con un carillón de 47 campanas en su cúpula.
Uno de los lugares más afamados de Ámsterdam es De Wallen, el Barrio Rojo, que toma su nombre por los farolillos rojos que indicaban el acceso a casas de prostitución. Actualmente existen más de 300 cabinas en pequeños cubículos de cristal adornados con neón rojo (llegó a haber el doble), y la industria del sexo, si bien ya en franca decadencia, puede llegar a generar más de 400 millones de euros al año. Pero lo que llegó a ser un barrio sórdido y peligroso, se ha venido reciclando y allí podemos encontrar hoy una excelente oferta gastronómica y nuevos hoteles de diseño.
Ámsterdam está edificada sobre más de 100 km. de canales, atravesados por miles de puentes. Su centro histórico está rodeado por cuatro de ellos: Singel, Herengracht, Prinsengracht y Keizersgracht. Ya sea andando, en bicicleta por las aceras que los rodean, o bien navegándolos, su paseo es un plan ineludible en la visita a esta ciudad.
En nuestro recorrido no podemos dejar de pasar por el puente de Staalmeestersbrug y su encantadora vista de un canal enmarcando la iglesia Zuiderkerk al fondo. O el puente de Kaasmarktsluis, con un mirador desde el que puedes ver siete puentes alineados.
El canal de Prinsengracht cruza el barrio de Jordaan, el antiguo barrio judío, uno de los más atractivos para callejear. Allí encontraremos la casa-museo de Anna Frank, y a su lado, la iglesia de Westerkerk, de estilo renacentista y con un capitel de 85 m., perfecto para disfrutar de las vistas de toda la ciudad.
Y sin alejarnos mucho de esta zona, es totalmente aconsejable la visita a las famosas de 9 Straatjes, nueve calles pintorescas entre los canales, con exclusivas tiendas de diseño, galerías de arte y cafeterías, perfectas para realizar unas compras de artículos más exclusivos.
Paseando por la orilla del canal Singel accedemos al Bloemenmarkt, el mercado de flores flotante, que tiene origen en la subasta de flores a fines de s. XIX. Además de disfrutar de su colorido, es ideal para adquirir preciados bulbos de tulipán. Y si te agrada el ambiente de mercadillos, visita el Cupymark, en la Albert Cuypstraat, el mayor mercado al aire libre de toda Europa, así como el Waterlooplein Market, un mercado de pulgas con mucho ambiente. Ambos abren de lunes a sábado de 9h a 17h.
Mientras vamos atravesando canales en nuestro paseo, ya en la calle Leidsestraat nos encontraremos las tiendas de las principales marcas. Por ella se accede a la plaza Leidseplein, en medio de una de las zonas más animadas, con gran cantidad de bares, restaurantes, discotecas, cines y teatros.
Esta plaza, que en la Edad Media era el lugar de acceso de los campesinos a la ciudad, es hoy punto de encuentro, ofreciéndonos todo tipo de espectáculos de artistas callejeros, amplias terrazas para tomar algo, y una pista de patinaje en invierno.
Aquí podemos admirar un bello ejemplo de arquitectura neorrenacentista, el majestuoso Internationaal Theater, construido en 1894, flanqueado por el Casino, y el legendario American Hotel, construido en el año 1900.
A pocos pasos de aquí se encuentra la Nieuwe Spiegelstraat, el lugar indicado si queremos pasearnos entre tiendas de antigüedades, de objetos de diseño y pequeñas galerías de arte.
En cambio, si se busca algo de relax y verde, una breve visita al parque Vondelpark es una experiencia totalmente recomendable, con sus muy cuidados canteros de flores, su lago con patos y cisnes, y pleno de lugares donde parar a hacer un pic nic, o simplemente descansar entre tanto trajín.
Y a pocos pasos de aquí llegamos al Museumplein Park, un parque de visita obligada en la ciudad que hace de la zona un verdadero barrio de museos, con el Rijksmuseum, el Stedelijk de arte moderno, el MOCO, el Museo Van Gogh, el de los Diamantes, o la sala de conciertos Concertgebouw.
Ámsterdam, ciudad de museos
La ciudad tiene una muy buena oferta museística, y más vale planificar la visita, saber qué se desea ver, ya que puedes pasarte una semana entera entre ellos, o quedarte afuera si nos has reservado con anticipación
El más famoso y visitado es el Rijksmuseum, su museo nacional. Allí tienen las obras más significativas del flamenco del XV, Rembrandt, Vermeer, etc. Ahora bien: son más de 80 galerías, por lo que es bastante aconsejable reservar una visita guiada.
Tambien es recomendable reservar una visita guiada al Museo de Van Gogh, si queremos profundizar en la obra de este artista y su significado.
Reservando la entrada al Museo Stedelijk se puede visitar una de las mejores colecciones de arte moderno y contemporáneo del mundo, con casi 100.000 piezas en exposición.
Y reservando la entrada al MOCO, también se puede disfrutar de una nutrida exposición con obras de Banksy, Jeff Koons, Andy Warhol, Dali, Lichtenstein o Picasso.
La Heineken Experiencie es la actualización de uno de los más antiguos museos de la cerveza, ahora como experiencia interactiva. Esta atracción se puede encontrar en otros lugares del planeta, pero aquí está la original, que termina con una degustación.
Reserva aquí con anticipación para garantizar que no te pierdes esta experiencia